Aprendí cocina en 1976 con un chef que provenía de un restaurante de dos estrellas (el patrón intentaba conseguir una estrella con el equipo, pero fracasó)
He tenido mi residencia y he trabajado como chef en Suiza, Italia, Grecia, Turquía, Baleares y finalmente Fuerteventura.
Abrimos el primer restaurante en 1992, también en el Esquinzo; en 1998 cogimos el Marabú y, poco a poco, convertimos un Poolbar a lo que es hoy.
El objetivo no era solo mejorar la cocina, sino también el ambiente, y el resultado, después de los años, con el gusto decorativo de mi mujer, es el que presenta hoy en día.